Los españoles se atrincheran como pueden a la espera de la lluvia de fuego y acero que les ha de caer.
Los tanquistas hablan entre susurros de la crueldad de unos mandos que les mandan a la muerte frente a los
incomparables panzers alemanes. Las deserciones empiezan a causar estragos en estas unidades.
El panzer III avanzando hacia Madrid.
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